Cuando todos los jugadores esperaban un cambio de juego, se sacó un tiro imparable que devolvió el empate al marcador. Este partido fue el que le dejó una estrella en el escudo a Talleres. También se celebró un encuentro de «confraternización» entre peñistas de ambos clubes en las horas previas al choque, antes del inicio del partido con el Atlético vestido negro con detalles azules -su segunda equipación- y con el Athletic con las clásicas rayas rojiblancas, por cesión del conjunto local, como ya ocurrió en el 50 aniversario del Atlético Aviación, el 11 de febrero de 1990 en el Vicente Calderón.