En dicha temporada, el equipo no pudo contar con un campo propio por lo que tuvo que jugar en el Campo de Vallecas (estadio del Racing Club de Madrid) o en El Parral (feudo del Club Deportivo Nacional de Madrid) en régimen de alquiler lo cual desorientaba a la afición. Tras la polémica decisión de la AFA que motivó el descenso a Primera B, el Granate realiza una excelente campaña y se consagra campeón el 16 de septiembre de 1950, ganando el derecho de volver a disputar la máxima categoría del fútbol argentino.